Iglesia Cristiana Evangélica en Munro

No temas

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Is. 40:10). Estaba en una ocasión en la playa con uno de mis nietos. Habíamos ido a explorar unas rocas que quedaban al descubierto en la marea baja. Nos entretuvimos demasiado en ellas y no nos dimos cuenta que la marea estaba subiendo rápidamente. Cuando quisimos volver a la playa, el agua había rodeado las rocas y no podíamos regresar más que nadando. No se atrevía a lanzarse al agua para nadar hasta la orilla. Razoné con él y le hice ver que no había dificultad alguna para hacerlo. Entonces me dijo: Abuelo, voy con una condición, que estés conmigo y me ayudes si lo necesito. Así fue, nos echamos al agua y comenzamos a nadar. A la mitad del recorrido, me dijo: Abuelo, estoy cansado. Nadé entonces a su lado y lo ayudé. Poco después llegábamos a la orilla. Allí, ya sobre la arena me dijo: Gracias, abuelo, no lo hubiese logrado sin ti. Es posible que estemos rodeados de dificultades y que nos asuste el tramo que aún nos queda por delante. Pudiera parecernos que las fuerzas no van a resistir la situación y estamos amedrentados. Es en esa situación que Dios viene a nuestro encuentro con las palabras del versículo, para decirnos que no estamos solos; que no hay razón para estar temerosos porque Él está a nuestro lado; que en los tramos más difíciles del camino de las pruebas nunca nos abandona. El omnipotente Dios, el Señor de la gracia y de la misericordia está cerca de nosotros. Puede ser que el esfuerzo que tengamos que hacer para seguir adelante sea superior a nuestras fuerzas, pero, junto con Su compañía tenemos también Su provisión: “yo soy tu Dios que te esfuerzo”. Él nos da de Sus fuerzas para suplir la falta de las nuestras. El cansancio puede hacer mella en nuestra determinación y al ver nuestros pobres recursos nos sintamos extenuados. Es entonces cuando Él “da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas” (Is. 40:29). No hay razón, pues, para el desánimo porque tenemos compañía y fortaleza para superar las pruebas. Sin embargo, podríamos preguntarnos por cuánto tiempo tendremos esos recursos de poder. La respuesta es aún más alentadora: “siempre te ayudaré”. Cuando Dios dice siempre no tengamos ninguna duda porque es fiel a Su palabra y cumple todos Sus compromisos. Podremos pensar que tal vez mañana no tendremos esos recursos, pero Él viene a nuestro lado para decirnos: “siempre te ayudaré”. Todavía más, el que promete compañía y fuerzas, también se compromete a sustentarnos. Pondrá Su mano de justicia para mantenernos a flote de modo que podamos llegar a la orilla para encontrar el descanso que necesitamos. ¿Por qué seguir inquietos en medio de las dificultades? Tomemos por la fe las palabras del versículo y sintamos que la presencia de Dios, Su fortaleza y Su gracia están a nuestra disposición siempre, en medio de la prueba. Señor, no solo quiero saber que estas siempre a mi lado, quiero sentir ahora Tu presencia en cada tramo de mi camino. Samuel Pérez Millos