Iglesia Cristiana Evangélica en Munro

El Señor me ayudara

“Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergonzaré; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado” (Is. 50:7) 
Hace años que tuve oportunidad de predicar una serie sobre la Cruz de Cristo en Gálatas. Estaba indeciso sobre que versículo seleccionar y luego de un tiempo de oración el Señor condujo mi pensamiento a la Cruz, desde las palabras de la profecía, de donde tomo el versículo. No debemos olvidar que la obra redentora está presente en todo el Antiguo Testamento. Acerquémonos al texto escrito más arriba y seremos bendecidos. Estas son proféticamente palabras de Jesús en el tiempo de la Cruz, en el día de su obediencia hasta la muerte, en el momento en que dio Su cuerpo a los heridores y Sus mejillas a los que arrancaban Sus cabellos con las manos. En lo más álgido de Su conflicto estaba seguro de que Dios le sostendría y confiaba en Él. El dolor sería grande, la angustia enorme, pero no sería avergonzado, porque contaba con la ayuda de Dios. Algunos contenderían con él, muchos le rodearían para acusarle sin causa, otros golpearían Su santo rostro, todos serían Sus  Adversarios, pero nadie podría condenarle con causa porque “Jehová el Señor me ayudará”. No dudaba de que tendría los recursos que desde Su humanidad serían necesarios para afrontar la soledad, el tormento, la Cruz y la muerte porque sabía que “cercano está a mí el que me salva”. Es ahora cuando puedo ver mis tristezas y dificultades desde la perspectiva de la Cruz. Cualquiera de mis aflicciones son nada al lado de las que mi Señor tuvo que sufrir, de manera que si Él no iba a ser avergonzado yo tampoco. Jesús estaba en una situación de excepcional dificultad. Iba a subir a la Cruz cargado con nuestros pecados. Los dolores, la soledad, las burlas habían sido consentidas por su Padre y contempladas desde la eternidad. A pesar de Su bondad absoluta y de Su santidad inmaculada, “con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a  Padecimiento” (Is. 53:10). Porque sería cargado con nuestros pecados para ser nuestro sustituto, tendría que ser desamparado por el Padre, haciéndole sentir la soledad más intensa. Pero aun así decía “el Señor Jehová me ayudará”. En la angustia confiaba en Dios, ¿no podemos confiar también nosotros? Mira atentamente, Él fue dejado solo, desamparado por el Padre para hacer imposible que nosotros seamos dejados solos.
Este es el aliento que necesito hoy. Es posible que estés afligido y abrumado, pero en las pruebas por las que pasas sea esta tu seguridad y ésta tu confianza “el Señor Jehová me ayudará”. No serás avergonzado, no serás defraudado, ningún fracaso se manifestará en ti. Si Dios es nuestra ayuda ¿quién podrá derribarnos? Si podemos contar con la asistencia del Omnipotente no habrá carga demasiado pesada que no podamos soportar. Levanta tu vista a Cristo y afirma tu certeza y seguridad. Que la sombra de muerte termine de tu valle a la luz gloriosa del Señor que te ayuda. Que las dudas que el enemigo procure poner en tu alma, desaparezcan por la certeza de la fe. Que puedas expresar ahora tu seguridad diciendo: “El Señor Jehová me ayudará.”