Iglesia Cristiana Evangélica en Munro

Lágrimas enjugadas

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos: Y no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Is. 48:17).

Hace una semana estaba predicando en Suiza, en una serie sobre profecía. El último tema tenía que ver con cielos nuevos y tierra nueva. Tomé el versículo que acabo de transcribir. He pensado mucho en él desde hace tiempo. Tiene seis grandes bendiciones que son para quienes se identifican en el texto como ellos y que son los que estaremos en la nueva creación de Dios, los que Dios ha salvado por gracia mediante la fe, y nos ha dado una segura esperanza que es Cristo en nosotros (Col. 1:27). Tomemos cada semana una de las bendiciones del versículo, comenzando hoy por la primera: “enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos”. Esta es una gloriosa condición moral que experimentaremos en la Ciudad Santa, la Jerusalén Celestial. La vida del hombre se escribe entre las lágrimas del nacimiento y la última que sale de los ojos al cerrarlos a esta vida. Las lágrimas son la expresión externa de la tristeza. Circunstancias adversas afligen el alma que se convierte en fuente de aguas, que salen junto con suspiros y exteriorizan el profundo desconsuelo en que convierte la experiencia. La primera manifestación de la acción divina es que Él mismo enjugará las lágrimas para siempre. El texto griego es muy enfático: “Enjugará Dios cada lágrima fuera de los ojos de ellos”. No solo limpiará las lágrimas, sino que retirará definitivamente cuanto externamente las pueda producir. Por tanto, en la Ciudad Celestial no habrá más pruebas, ni tristezas, para que no se haya jamás lágrimas, es decir, cesará para siempre todo aquello que entristece. Las tragedias del orden actual habrán terminado definitivamente. Habrá entonces una forma transformada de existencia en la cual, las dificultades de ahora desparecerán para siempre. Mira el texto: “toda lágrima”, significa que Dios las enjugará una por una. En realidad no habrá nada que enjugar, porque todas ellas se habrán derramado en este mundo y no estarán en el cielo. La bendición está en forma figurada para poner de relieve la ausencia de motivos para llorar: ya no habrá ninguna aflicción, ningún accidente, ninguna traición, ningún fracaso, ninguna persecución, ni envidia, ni celos, ni frustraciones. Las malas noticias que tanto tememos no se producirán allí. Tal vez estés pasando por una situación triste. Es posible que las lágrimas te acompañen continuamente y que muchas mañanas despiertes con la almohada humedecida por las que vertiste durante la noche. Pero escucha, esta es una promesa de Dios que por ser de Él es “fiele y verdadera”. No permitas que el enemigo gane la batalla poniendo desaliento en tu alma. Mira, el tiempo está ya cercano donde podremos vivir la promesa del versículo: “enjugará Dios toda lágrima”. ¡Que bendición! Pronto en lugar de lágrimas habrá un cántico de júbilo. Ya está mas cerca el momento en que se cumplirá la promesa de Dios. Oh, sí, quiero respirar hoy el aire del cielo, y vivir por la fe ahora el momento en que la mano amada de mi Señor enjugue mis lágrimas para siempre.